Árbol de tristeza y muerte,
clava profunda tus hojas
a la tierra a la que perteneces.
Olivo centenario,
árbol de llanto y calvario.
Tumba olvidada
de ahorcados y fusilados.
Árbol de llanto amargo,
árbol del tiempo olvidado.
Muerte de ojos verdes,
lágrimas de seco calvario.
Qué verdes eran tus ojos,
y qué duro era tu tronco,
pero yo sólo veo marcas de dolor y odio.
Tienen las ramas de los olivos
una melancolía especial,
un llanto oscuro difícil de calmar.
Yo recorro los caminos
y escucho entre el viento
el llanto de los olivos.
Poema de Débora Pol.
Fotografía: Eva Castillo. Campos de olivares de Turrillas, al fondo Sierra de los Filabres.
Fuente: Poemas del alma.